1er domingo de Cuaresma

Nuestro Corazón está cerrado con candados que lo oprimen. Debemos encontrar la llave para liberarlo de preocupaciones como el deseo de poseer bienes materiales, tener poder sobre los demás y vencer a nuestros semejantes bajo la opresión. Hay que vencer las tentaciones que se nos presentan en el camino de la vida y conseguir ser verdaderos cristianos.

Jesús aparece como el caminante en el desierto: Buscando, preguntándose y haciendo camino. También Jesús tiene que hacer y recorrer su camino. También Él sentirá en carne propia ese drama interior, esa lucha por ser fiel al camino trazado por el Padre. También Él tuvo necesidad de discernir su camino, la voluntad del Padre, el sentido de su existencia. La vida (el desierto) es siempre un lugar de prueba y discernimiento.