La semana pasada despedíamos a Romeo y hoy de nuevo con enorme tristeza nos toca despedirnos de ti. Las despedidas no son momentos agradables y por eso no queremos decirte adiós sino hasta luego y hasta siempre.
Hasta luego porque deseamos y estamos convencidos de verte pronto, de visita por el barrio, en nuestras fiestas patronales o por Ibeas donde vas a estar echando una mano. Estamos seguros de que vas a estar ahí a pesar de tu merecidísima jubilación.
Y un hasta siempre, porque como la palabra bien dice, siempre permanecerás en nuestros corazones. Han sido seis años entre nosotros, en los que hemos sentido cada uno tu escucha, tu respeto y tus sabias palabras de consejo, de ánimo y de consuelo también, en alguna ocasión.
Queremos darte las gracias Jesús por ser nuestro párroco estos años. Hemos aprendido mucho escuchándote y explicándonos tus evangelios con esa sencillez, humildad y gran sabiduría que te caracteriza. Has sido un buen sacerdote, siempre cargado de proyectos e ideas, alegre y cariñoso con nuestros mayores, pequeños y no tan pequeños ya de Castañares. Se de buena tinta que también te van a añorar mucho y que te llevas un trocito de su corazón. En esta parroquia siempre habrá un lugar para ti.
Aquí nos quedamos junto con nuestro querido Mario que también nos ha transmitido lo mucho que te va a echar de menos y el nuevo sacerdote que vendrá y acogeremos también con mucho cariño. Seguiremos haciendo camino juntos y nunca te olvidaremos como tampoco hemos olvidado a los párrocos anteriores.
En nombre de nuestra comunidad te damos este regalo para que recuerdes tu paso por aquí y nos tengas presente en tu día a día y en tus oraciones.
De nuevo gracias en nombre de todos y gracias a Dios por tu entrega y dedicación hacia nosotros.
Que disfrutes tu jubilación por muchos, muchos, años.